Del debate de la portería y la coherencia
Los debates futbolísticos suelen ser fascinantes. La mayoría, de una estupidez proverbial, todo sea dicho. Entre los partidos del Barça en Mónaco y en Villarreal, la cuestión era si Ter Stegen, que según los entendidos en dar pases al mediocentro y parar pelotazos a dos metros de distancia, era suficientemente bueno y merecedor de ocupar la portería del Barça.
Y después de que se lesionara de gravedad y para toda la temporada, que qué drama, al que si no se pone remedio pronto, con algún otro portero de sus prestaciones, ya podemos dar los campeonatos por acabados y mejor pensar en la próxima gira americana o china, o la que toque.
De entre todas las leyes que describió el filósofo italiano Mario Cipolla en 'Las leyes fundamentales de la estupidez humana', que describe como una de las características que compartimos todas las personas, creo que la tercera es la que mejor procede: “Es estúpido quien causa daño o pérdida a otra persona o grupo de personas sin obtener al mismo tiempo provecho para sí, o incluso obteniendo perjuicio”.