Puigdemont, volver a casa ¿y nada más?
El efecto Puigdemont ya se puede contabilizar: 35 escaños, la victoria en el flanco independentista por el hundimiento de ERC y el único comodín de la capacidad desestabilizadora del Gobierno de Pedro Sánchez. El relato de la restitución no es suficiente para recuperar la movilización del votante independentista, diluida como el procés . El expresident prometió que volvería al Parlament para un debate de investidura aunque no fuera el candidato a la presidencia pero no ocuparía un escaño en la oposición. Volver a casa y ¿nada más?
Sin mayoría independentista y con la posibilidad de un tripartito de izquierdas, en el cuartel general de Junts en Argelers se preguntaron si los republicanos, perdiendo trece escaños, se lanzarán en brazos de Salvador Illa por el simple hecho de castigar a Carles Puigdemont. La respuesta de ERC era tajante en caliente: no habrá tripartito. La división interna de los republicanos ha dejado de ser soterrada y, sin la presidencia de la Generalitat, Oriol Junqueras pondrá fin a la artificial bicefalia de la pasada legislatura.
Ante la atenta mirada de Junqueras, Pere Aragonès admitió en público los “muy malos” resultados, asumió “responsabilidades” personales y colectivas y descartó el tripartito. “Continuaremos nuestro trabajo en la oposición”. Sin los republicanos en la suma de un gobierno de izquierdas, la hipótesis de la repetición electoral entra en juego y en ERC especulan con una hipotética candidatura de Junqueras si la ley de Amnistía lo permitiera.