El fantasma del fraude electoral
Con las elecciones a la vuelta de la esquina, Kamala Harris y Donald Trump han intensificado su agenda de campaña y viajarán a los siete estados clave hasta el próximo 5 de noviembre. La demócrata seguirá la noche electoral desde Washington, en la Universidad de Howard, donde estudió y donde se han formado importantes personalidades afroamericanas en el país. Trump la seguirá desde Palm Beach (Florida), muy cerca de su residencia de Mar-a-Lago, donde guardó cientos de documentos clasificados tras abandonar la Casa Blanca y que se ha convertido en un palacio del trumpismo.
En esta recta final, más que en sus propuestas, ambos candidatos se están centrando en atacar a su rival. Harris pone el foco en el peligro que representa el republicano para la democracia y lo combina con llamadas a las mujeres indecisas sobre el derecho al aborto, que Trump les “arrebató”, rodeada de artistas latinoamericanos para recuperar a este sector tradicionalmente demócrata, en el que ha reculado en las encuestas. Ayer visitó Phoenix (Arizona), Reno y Las Vegas (Nevada), donde la acompañaron la cantante Jennifer Lopez y el grupo Maná.
El republicano, por su parte, viajó a Albuquerque (Nuevo México), Henderson (Nevada) y Glendale (Arizona), en un último acto junto al mediático presentador Tucker Carlson, que en las pasadas elecciones le ayudó a impulsar en Fox News el fantasma sobre el fraude electoral. En los últimos días, Trump está sembrando nuevas dudas sobre la integridad de los comicios, especialmente en el estado más decisivo, Pensilvania, y combina estos mensajes con su habitual discurso antiinmigración y con el asunto que ha monopolizado el debate en los últimos días: la basura.