
¿Ver en bañador al repartidor que te trajo un pedido hace 2 años?
Cuando uno echa un vistazo a cuánta gente tiene en su teléfono. Ahí empieza el jaleo. No es raro que sean varios miles, en especial en aquellas profesiones donde el teléfono forma parte del trabajo. A esa exuberante exposición se suman las diferentes redes sociales. Los llamamos amigos pero, si lo pensamos bien, es una acepción algo discutible.
En muchos casos no hemos cruzado jamás una sola frase con ellos. «La amistad es muy gratificante pero también exigente. En las redes sociales, a diferencia de la vida real, no tenemos límites porque, muy a menudo, estar conectado con alguien no comporta ningún compromiso», subraya Ferran Lalueza, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC.
Más que amigos, muchos de ellos son una suerte de espectadores silentes o meros trueques esporádicos de 'me gusta'. Hay incluso un estudio de la Universidad de Bath que explica que los amigos reales tienen a darse likes de forma constante y espontánea pero, entre conocidos, «son transacciones recíprocas».