
Una maldición para la humanidad
La excelente imagen que están dejando en diferentes países las unidades españolas encargadas del restablecimiento de la paz cambió un poco el mal recuerdo de la Guerra Civil, en la que se recurrió a la violencia armada para conseguir el poder. Pero después de tantos años de ver a los militares como una carga pesada e innecesaria para el Estado, cuando las nuevas generaciones no veían peligro para ningún conflicto con los vecinos, es la situación internacional la que vuelve a amenazar y a recuperar la necesidad de estar preparados para el caso de que pueda afectarnos.
Hace algunos años, cuando todos nos sentíamos muy felices por el fin de los años vividos bajo la tensión de la Guerra Fría, entrevisté a un conocido experto norteamericano y cuando le pegunté si el progreso conseguido por la sociedad internacional descartaba el temor a una nueva contienda, ahora con la amenaza de las armas atómicas, fue tajante en su respuesta: «En absoluto desgraciadamente -respondió- la guerra es una maldición del ser humano.
Nunca faltarán razones para enfrentamientos, lo mismo para disputar fronteras, por conflictos políticos o enfrentamientos religiosos, surgirán nuevas guerras».