'Rita': La España maltratadora de anteayer que forma parte de nuestra memoria
Reconoce Paz Vega que hay mucha verdad autobiográfica en este fresco de la infancia en la Sevilla de 1984: la madre que va al mercado con sus hijos y cose por las noches, la vecina siempre cálida y bienhumorada cuyo piso sirve de refugio cuando hay gritos en casa...
'Rita' está narrada desde el punto de vista de una niña de siete años, con la cámara siempre a la altura de sus ojos. La hija de un taxista y un ama de casa (Roberto Álamo y Paz Vega) en un barrio popular y en un tiempo que la directora debutante dibuja con ayuda del pellizco costumbrista: el runrún de la Eurocopa de fondo, el programa radiofónico de Elena Francis, el sonido del afilador, el «bébete el zumo de naranja que pierde las vitaminas...».
La luz nostálgica da paso a las tinieblas cuando vamos conociendo mejor al marido amargado y violento, que no sabe amar ni a su esposa ni a sus hijos. Esos que, como Truffaut sostenía, si no les damos amor lo buscarán en otra parte. A diferencia de la serie 'Querer', que habla de la violencia en el seno del matrimonio de manera sutil, 'Rita' apuesta por el trazo grueso cuando se pone didáctica –«estudia para ser una mujer libre, nunca dependas de nadie», alecciona la madre a la hija– o cuando el personaje de Álamo se muestra como el animal que es.