
Mónaco no hace prisioneros y Alonso lo sabe
Charles Leclerc le dio la primera alegría del fin de semana a sus vecinos y amigos de Mónaco llevándose el mejor tiempo del viernes. El de Ferrari, que ya sabe lo que es ganar aquí —lo logró por fin el año pasado—, demostró que aún tienen mucho que decir en una jornada de apertura de trabajo en la que brilló Fernando Alonso ante la mirada de Adrian Newey. Y eso que no fue un viernes fácil.
No faltaron los incidentes, como no podía ser de otra manera en un circuito como Mónaco en el que los yates están atracados y los transatlánticos llevan nombres de escuderías de Fórmula 1. La enorme envergadura que tienen estos monoplazas supone una seria dificultad para los pilotos, que tienen aún menos margen para el error. Si, además, se unen fallos propios, las banderas rojas eran de obligada aparición.
La primera de este viernes la provocó el ínclito Lance Stroll. Si ya le cuesta no abochornar cuando tiene margen para equivocarse, más todavía en Mónaco, donde además su mala gestión tuvo una víctima: Charles Leclerc.