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¿Cuándo hablará Pedro Sánchez del procesamiento de su hermano por recibir favores del PSOE? Ya no vale el cuento de la máquina del fango, los bulos de los «pseudo medios» y las denuncias de las asociaciones ultras. El hermanísimo ha sido procesado con unos informes de la UCO, por la jueza Beatriz Biedma, y sin oposición de la Audiencia Provincial de Badajoz ni de la Fiscalía. No ha sido una improvisación, sino el resultado de un trabajo de diez meses. Sánchez debería dar la cara como si fuera un presidente del Gobierno digno del cargo, y como él mismo exigiría al líder del PP, pero no hablará.
En estos casos de gestión de crisis ha seguido el siguiente modelo. Primero niega las acusaciones e insulta al informante o denunciante. Esa fase ya ha pasado con el procesamiento del hermanísimo. Lo segundo que hace Sánchez es lanzar a sus recaderos, normalmente gente de peso menor. Es el caso de Óscar López, que huele a fracaso electoral en Madrid. El sanchista ha salido diciendo que está «convencido» de que el caso del hermanísimo «va a quedar en nada». Bien, pero no ha dicho por qué; es decir, que es el típico fango del sanchismo.
El tercer paso es culpar a otros. Ha pasado en todas las desgracias que han acompañado al Gobierno de Sánchez desde 2018. Repasemos algunos casos. Su negligencia con la previsión en la pandemia del coronavirus la intentó ocultar culpando a la gente común, a la derecha política, a Isabel Díaz Ayuso, a las mascarillas «insolidarias», y a quien pasara por allí.