
'La joven George Sand': la mujer que luchó contra su siglo
Lo que se esperaba de Aurore Dupin era lo que se esperaba del resto de las mujeres de la época (y que hoy, algunos, siguen esperando de nosotras): que mantuviera una actitud pasiva y sumisa, que soportara con entereza todas sus desgracias. Pero la baronesa se niega a ser una víctima durante más tiempo y pone en práctica una rebeldía que, hasta ese momento, se había limitado a plasmar por escrito.
Así, Aurore abandona al barón y huye con su amante a París dispuesta a convertirse en escritora. Lo conseguirá, pero a costa de travestirse de hombre y de adoptar el seudónimo de George Sand tras recibir la respuesta de un editor: «Las mujeres no están hechas para escribir libros, sino para tener hijos».
Su conducta era escandalosa para la sociedad del siglo XIX: llevaba levita y pantalones, fumaba en público y mantenía relaciones con quien le apetecía, como Alfred de Musset, Chopin y Marie Dorval. El crimen de George Sand fue vivir con la misma libertad que un hombre y manifestar el derecho de todas las mujeres a hacerlo, algo que la convirtió en una amenaza para el orden establecido.