
Juicio al presunto yihadista que mató a un sacristán en Algeciras
Un sacerdote que presenció el ataque mortal declaró al tribunal que vio a Kanjaa «con una tranquilidad enorme» antes de iniciar la agresión con un machete en la iglesia. «Era como un espectro», describió.
«Fue muy rápido, tenía una velocidad enorme, le pilló los talones», narró, para añadir que «muchas veces» a la parroquia de Nuestra Señora de la Palma, donde empezó la agresión mortal, llegaban personas como «algún borracho o alguno que busca algún lío», algo a lo que estaban acostumbrados, pero no a lo que vivieron entonces: «Vería también lo que te llevaba en la mano y Diego salió desencajado».
La cara del sacristán «era totalmente blanca», según el sacerdote, que notó que el presunto yihadista, que iba vestido con «una chilaba oscura», tenía «fijación» por la víctima, «como una presa cuando está ya con un objetivo». Y pese a que «podría haber tenido oportunidad de arrasar con todo lo que había», ya que en la iglesia había otras personas y en una sala próxima había «veintitantos niños», cuyos padres los esperaban fuera.