
Indra y Telefónica, dos caminos cruzados hacia la meta común de ser líderes Europa
Bajo el pretexto de «emprender una nueva etapa», José María Álvarez-Pallete fue apartado de la presidencia de Telefónica un frío sábado de enero. Lo supo el día antes, en La Moncloa, a quince kilómetros de la sede de la operadora. La comunicación le llegó «de la nueva estructura accionarial» —como se explicó en el comunicado remitido a la CNMV—.
En los salones del complejo neoherreriano que acoge las labores administrativas del Estado, lo esperaban representantes del equipo de Pedro Sánchez, de Criteria Caixa y de STC. El ejecutivo madrileño —experimentado 'runner'— supo que había llegado a la meta: «Una vez telefónico, siempre telefónico», afirmó.
Ese mismo viernes comenzaba la nueva etapa de Marc Murtra, que cambió su despacho en Alcobendas —la localidad madrileña donde está la sede de Indra— por el del Distrito de Telefónica. No fue un simple cambio de nombres, sino un efecto dominó que culminó con Ángel Escribano al frente de Indra. Detrás de los relevos, un objetivo común: levantar dos gigantes empresariales con sello español en Europa. El remitente, Moncloa; el mensajero, la SEPI.