
«He aprendido dónde están mis límites»
La primera guitarra de Antonio Orozco se llamaba Rosario, como su abuela, y la última se llama Ana, «como mi otra abuela». Entre una guitarra y otra, Orozco recorrió un exitoso camino profesional plagado de tantos viajes, conciertos y obligaciones que, en otoño de 2023, llegó a su límite: tras un concierto en Bruselas, su cuerpo le obligó a parar en seco.
Aquello le costó cancelar 111 conciertos, pero también fue el inicio de un proceso de recuperación física y psicológica que le llevó a replantearse algunos aspectos de su vida.
De esa etapa nacieron un disco, un documental y el libro 'Inevitablemente yo' (Planeta), que describe como «una canción muy larga» en una conversación en la que se muestra cercano y feliz: «Estoy como en mi 'prime', que dicen los chavalillos. Me parece mentira el momento tan bonito que estoy viviendo».