El 'stravidarius' de los teclados brilla en las Colecciones Reales© hoy.es

El 'stravidarius' de los teclados brilla en las Colecciones Reales

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En todo mundo apenas se conservan unos cuantos virginales, delicados y galantes instrumentos de cuerda pulsada, precursores del piano y destinados a las mujeres, que estuvieron en boga en los siglos XVI y XVII. Los mejores y más suntuosos los creó Hans Bos, constructor flamenco que trabajó para la aristocracia española y que es a los teclados lo que Antoni Stradivari, a los violines y violas.

De su taller salió el llamado virginal de 1579 que se conserva en el Monasterio de Santa Clara de Tordesillas (Valladolid). Tras ser restaurado en los talleres del Palacio Real, este 'stradivaruis' de los teclados se exhibe en la sala de los Austrias de la Galería de Las Colecciones Reales, que cumple su primer año de apertura.

Algo más pequeño que sus 'hermanos' la espineta y el clavicémbalo, el virginal se difundió a partir de 1500 por los Países Bajos y por Inglaterra a partir de 1600. Su nombre proviene, quizá, de la voz latina 'virga', -palo, verga, varilla o martinete- o de 'virginâlis' ('virginal') debido a que era tocado generalmente por muchachas. Hay bastantes partituras para este singular instrumento de danza, habitual en fiestas y para el que músicos ingleses y flamencos compusieron zarabandas, pavanas y gallardas.