El Gobierno ve salvada una bola de partido y confía en encauzar la relación con Puigdemont

El Gobierno y el PSOE han acogido con relativa calma la nueva advertencia de Carles Puigdemont lanzada este viernes desde Bruselas. Tras reunir a la ejecutiva de Junts, el expresident de la Generalitat ha anunciado que “suspende” las “negociaciones” con el PSOE sobre asuntos parlamentarios, una vez que la Mesa del Congreso decidiera el día anterior aplazar la espinosa cuestión de si dejaba tramitar o no la proposición de los posconvergentes para instar a Pedro Sánchez a someterse a una moción de confianza.

Para los socialistas la clave está en la palabra escogida por el líder de Junts, que por otra parte ha pedido una reunión en Suiza, ante el mediador internacional, para continuar negociando. “Suspender no es romper”, señalan los colaboradores del jefe del Ejecutivo. El aviso de Puigdemont, además, llega en enero, un mes inhábil en términos parlamentarios, lo cual hace que tenga menos fuerza.

Desde Valladolid, el ministro de Justicia, Félix Bolaños, muy implicado en las conversaciones con Junts, ha sido conciliador. “La seña de identidad del Gobierno es siempre llegar a acuerdos. Cuando llegamos a acuerdos con distintas fuerzas políticas diferentes a la nuestra, cumplimos. Algunos de los acuerdos a los que hemos llegado con Junts ya están en el Boletín Oficial del Estado y otros están en negociación. Cuando hay alguna discrepancia, nuestra fórmula es el diálogo. Nuestro país necesita avanzar”, ha señalado.