
El Ayuntamiento adelanta el cierre de la piscina de verano
Pero es cierto que la vida se ha convertido en un infierno en muchos lugares de nuestro entorno, más o menos lejano.
Contamos cada día con dolor las muertes por el hambre o por las bombas en Gaza; asistimos a concentraciones, caceroladas y manifiestos en los que señalamos a Israel y a Estados Unidos culpables del genocidio, pero pasan los días y en Gaza hay niños y niñas que mueren por conseguir un plato de comida, mientras Estados Unidos e Israel planean su expulsión definitiva y la conversión de su territorio en una zona de recreo para ricos, según el vídeo generado con Inteligencia Artificial y difundido hace un mes.
Las imágenes de las llamas en nuestros montes y en muchos de nuestros pueblos también forman parte, por desgracia, del paisaje de este verano. Que cada año las olas de calor sean más intensas y frecuentes es uno de las expresiones del cambio climático, como lo son también la subida de la temperatura del mar o la reducción de los glaciares, con consecuencias terribles para la vida, para la habitabilidad del planeta.