
Cuatro horas en el ascensor: claves psicológicas de una experiencia extrema
Lola, de 76 años, volvía a casa tras su paseo matutino cuando ocurrió el apagón. Al entrar en el ascensor, la luz parpadeó una vez y, de pronto, todo quedó en una oscuridad absoluta. Atrapada entre el tercer y cuarto piso, Lola pulsó repetidamente el botón de emergencia, pero no hubo respuesta. Su teléfono móvil no tenía cobertura.
Sin saber cuánto tiempo permanecería allí, y sin referencias externas, comenzó a sentir cómo el aire se volvía pesado y los pensamientos de pánico se agolpaban en su mente. A medida que las horas pasaban, la falta de control y la sensación de vulnerabilidad aumentaba. Recordaba haber leído sobre la importancia de mantener la calma, pero la oscuridad cerrada y el silencio absoluto convertían cada minuto en una prueba de resistencia psicológica.
La historia de Lola, vivida por cientos de personas a consecuencia del apagón histórico que ha afectado a buena parte de España y Portugal, ejemplifica cómo este tipo de percances sacan a la luz vulnerabilidades humanas que la psicología puede ayudarnos a entender. Una prueba extrema tanto desde el punto de vista físico como emocional.