Consejos para superar el síndrome postvacacional

Síndrome postvacacional, depresión postvacacional… da igual cómo lo llames: todos hemos sufrido este fenómeno en algún momento y conocemos a la perfección sus síntomas. De hecho, empezamos a notarlos mucho antes de hacer las maletas para volver a casa. Ya en los últimos días de las vacaciones es frecuente sentirnos más ansiosos de lo habitual, cuando somos incapaces de dejar de pensar en la faena de tener que despedirnos del hotel y de la piscina para someternos de nuevo a la tiranía del horario laboral.

Y es que, si en algo somos consumados expertos los seres humanos, es en encontrar formas creativas de boicotear nuestra estabilidad emocional. El síndrome postvacacional es sólo una de esas artimañas que nuestro cerebro juega contra nosotros y que nos impide disfrutar plenamente de nuestro tiempo libre. Consiste en un estado de malestar generalizado en el que son habituales problemas como el insomnio, la irritabilidad, la incapacidad para concentrarse, la pérdida de apetito o el cansancio muscular, que en ocasiones puede llegar incluso a convertirse en dolor. Vamos, una auténtica fiesta.

Pero seguro que no te interesa tanto conocer las características de este mal endémico de la vida posmoderna como saber qué se puede hacer para superarlo. Porque, efectivamente, se puede. Y es bastante más fácil de lo que a menudo suele decirse. Es lo primero que debes entender para librarte de esta molesta colección de síntomas: nosotros somos los que provocamos el síndrome postvacacional y nosotros somos también los que podemos ponerle remedio.