'Babygirl' y 'Canina': empoderamiento mal entendido
Otro triunfo del sistema, hacer creer al público despistado que una obra trata sobre la liberación de la mujer cuando es todo lo contrario. 'Babygirl', lo último de Nicole Kidman, que muestra sus partes pudendas con arrojo, se vende como transgresora, por el mero hecho de mostrar escenas eróticas al borde del BDSM.
Sexo vainilla, léase convencional, como etiquetan los verdaderos aficionados a las fantasías con consentimiento. Ahora que los reaccionarios Mel Gibson, Stallone y John Voight han sido elegidos como embajadores de Hollywood por el presidente Trump para salvar la meca del cine -efectivamente, nos entra la risa-, nos vamos a hartar de ver propuestas como ésta, recién estrenada en las salas.
La reivindicación de la figura de la mujer tradicional, en casa y con la pata quebrada, está al orden del día en la redes sociales manejadas por plutócratas. Si el mensaje se transmite con disimulo, mejor que mejor, y la industria americana cultural siempre ha sabido inculcar sus valores mediante espejismos.