
Al kit de supervivencia le faltaba una cerveza
Muchas bromas hubo hace un mes con el kit de supervivencia de la Unión Europea, pero a la vista de los hechos, no iba desencaminada la comisaria comunitaria de Preparación, Gestión de Crisis e Igualdad, Hadja Lahbib, cuando comenzó a sacar de su bolso artilugios diversos, como un mago con su chistera. Porque este lunes, cuando el gran apagón dejó sin electricidad a España entera, la gente desempolvó sus radios de pilas, echó de menos el dinero en metálico y salió corriendo al chino más cercano a comprar pilas de todos los tamaños, cerillas, mecheros y una linterna.
Una especie de apocalipsis de andar por casa se vivió en las calles de España. Había incertidumbre, incluso miedo, pero no el suficiente para que las terrazas se vaciaran. Pesó más el temor a que las cervezas se calentaran y los hielos se derritieran frente a la posible amenaza del fin del mundo. La paradoja fue que en las grandes ciudades, las calles se llenaron de movimiento y de vida.
Las universidades cerraron, las escuelas adelantaron sus horarios y una marabunta de adultos y niños que a mediodía suele estar en sus puestos de trabajo y en los colegios caminaba por las aceras volviendo a casa.