Visita al palacete parisino de la discordia
El silencio en su interior contrasta con el ruido ambiental. Uno no se refiere solo al abundante tránsito en el lujoso oeste parisino, sino también a la controversia suscitada en la política española. Situado en el número 11 de la Avenida Marceau en París, enfrente de la Embajada de España y cerca de los Campos Elíseos, este palacete ha enfrentado al PNV con el PP y Vox.
Los populares justificaron en buena medida su rechazo al decreto ómnibus tumbado junto a Junts hace 11 días en el Congreso por la devolución del edificio por el Gobierno a los peneuvistas. Una entrega que, salvo sorpresa, se consumará al haber asumido finalmente los de Alberto Núñez Feijóo la operación al anunciar su aval al nuevo texto legislativo parcelado.
Millones de españoles, también las decenas de miles que viven en la región parisina, ignoraban hasta ahora la existencia del señorial inmueble. Y eso que se trata de un lugar lleno de historia e interés cultural. Es uno de los legados del exilio del Gobierno vasco durante el franquismo. Lo adquirió Marino de Gamboa Ucelay, un filipino con origen en Euskadi y nacionalidad estadounidense, con fondos del nacionalismo. Pero lo que sigue a debate, no ya político sino entre los historiadores, es a quién pertenece; en esencia, si a los peneuvistas o al Ejecutivo autonómico.