Un mensaje de alerta de la Generalitat que llegó muy tarde
A las nueve de la mañana, el barranco de Chiva ya bajaba lozano por el casco urbano de la población. Los vecinos, como siempre, se asomaban por las barandillas para hacer fotos con sus móviles. Unas imágenes que al segundo van circulando por los grupos de guasap para dar la buena nueva de que el cauce lleva agua. Ayer miércoles, antes de bajarme a Valencia a trabajar, me encontré con Ernesto, vecino, amigo y concejal, y estuvimos departiendo bajo el paraguas y la capucha sobre la temida Dana. «Ten cuidado por la carretera», me dijo antes de salir hacia Valencia.
Durante la mañana, las llamadas se sucedieron a casa, para ver cómo iba el día. «Sigue lloviendo y muy fuerte», me decía mi mujer más que preocupada. En los grupos de guasap más fotos. Peligro. Mucha agua. Y los problemas empezaban a llegar en Chiva por el camino del Azagador, un punto negro, un cuello de botella que ninguna administración ha arreglado nunca y que es incapaz de engullir toda el agua que llega desde las ramblas y la sierra de Chiva.
La primera voz de alerta la dio el Centro de Coordinación de Emergencias a las 12:20 horas, cuando advertía del mensaje del aumento del caudal de la rambla del Poyo a su paso por Riba-roja. El cauce estaba acumulando lo llovido aguas arriba, que era mucho -más de 100 litros por metro cuadrado- y el agua ya bajaba con 263 metros cúbicos por segundo.