
Trump convierte el 'caso Abrego' en una cuestión de Estado
Donald Trump se ha visto acorralado por los jueces, que le han ordenado en tres resoluciones consecutivas hacer regresar a Abrego a Estados Unidos, y ha puesto en marcha toda la maquinaria de la Administración para hacer ver que el joven posee el perfil criminal por el que fue expulsado. Mientras la Jusiticia sigue adelante en su propósito de revertir la situación y crece el temor en la familia del migrante y en las organizaciones civiles a que sea asesinado o maltratado en prisión, la fiscal general, Pam Bondi, ha sentenciado que Abrego «no va a volver a nuestro país. Fin de la historia».
El caso de Abrego es inaudito, insólito para los expertos en Derecho Internacional y en derechos fumanos, y las acusaciones contra el Gobierno de Trump están en consonancia. El Tribunal Supremo de Maryland le culpa de «no haber hecho nada» para cumplir su orden de que el joven preso vuelva a su casa, lo que puede abrir una causa al Ejecutivo por desacato.
Un Tribunal de Apelaciones ha tildado de «escandalosa» la actitud de la Administración y tres jueces de la Corte de Apelaciones acusan directamente al presidente de tratar de consolidar el «derecho a esconder a residentes de este país en prisiones extranjeras sin la semblanza del debido proceso». En otras palabras, de infringir gravemente el «orden constitucional».