¡Que se van los catalanes!2Foto© laverdad.es

¡Que se van los catalanes!

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La sociedad civil valenciana, si así se le puede llamar, y que integran actores económicos, empresariales, sociales y políticos, ha comprobado, una vez más, que solo es mera espectadora cuando de asuntos de finanzas corporativas se trata, y que su capacidad de influencia es nula.

Sucedió con el desmoronamiento de Bancaja, Caja del Mediterráneo, CAM, y el Banco de València, a causa de una nefasta gestión de hombres y mujeres nombrados por el PP y del pinchazo de la burbuja inmobiliaria: la sociedad civil, parte de la cual participó el asalto a las cajas, escenificó una sorprendente incapacidad para influir en las instituciones financieras del Estado y en el Gobierno español para salvar alguna, como si se logró en otras autonomías.

Sucedió también cuando Bancaja se fusionó en Bankia junto a otras como Caja Madrid, perdiendo los valencianos la tercera caja española (escuché decir en una comida a José Luis Olivas que aquello iba a salvar a la entidad valenciana, literal). Sucedió cuando Caixabank compró el Banco de València, y menos mal. Y también cuando el Sabadell compró la CAM.