Pável Dúrov, el libertario de la red
El ciberespacio ya no es un mundo alternativo, una realidad paralela a la que acudimos esporádica, recurrente o compulsivamente. La virtualidad es capaz de trastocar nuestra cotidianidad, auparnos o destruirnos. Pável Dúrov, de 39 años, constituye un ejemplo de ese poder. Era un joven y brillante universitario cuando creó un sitio web para compartir lecturas.
Entonces no sospechó que ese proyecto, aparentemente modesto, lo convertiría en un magnate y que tal facultad para crear atractivas propuestas lo conduciría hasta un tribunal en París. En cualquier caso, la vida del Mark Zuckerberg ruso resulta tan excesiva como la de cualquiera de este club de niños prodigio con talento programador.
El comienzo de esta historia de política y espionaje resulta inocuo. Dúrov estudiaba filología inglesa en la Universidad de San Petersburgo y decidió poner en marcha un entorno en el que disponer de libros relacionados con los estudios. La iniciativa gozó de tanta expectación que pronto se transformó en un foro académico. La aceptación estimuló la imaginación empresarial.