
Llegas a la cocina y ¡zas! no recuerdas a qué ibas. Este es el motivo de tus olvidos
Cuántas veces te ha pasado que te levantas del sofá con una idea muy clara en la cabeza, llegas a la cocina con toda la actitud y en cuanto cruzas la puerta... ¡se te ha olvidado a qué habías ido! '¿A qué narices había venido yo aquí?', te repites sin encontrar respuesta. Abres cajones, armarios... pero nada, que no te acuerdas. ¿Cómo es posible que seas incapaz de recordarlo si hace tan solo unos segundos sabías perfectamente qué ibas a hacer? Tranquilidad, nos pasa a todos y se conoce como el efecto umbral.
«Basta con atravesar una puerta para que el cerebro interprete que ha terminado una función y empieza otra», resume Jorge Romero-Castillo, profesor de Psicobiología e investigador en Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Málaga.«Y esto ocurre –explica el especialista– porque nuestra memoria semántica, la que usamos para recordar conceptos, funciona mejor cuando está asociada a la memoria episódica, la que utilizamos para recordar lugares, y esta última se vincula a claves contextuales».
En otras palabras, si vuelves al sofá (el contexto original), seguro que eres capaz de recordar la información que olvidaste al cruzar la puerta de la cocina.