La trampa de los Presupuestos
No hacía falta ser muy avispado para sospechar que bajo esa lluvia de millones para los damnificados por la DANA que Pedro Sánchez anunciaba con cara de falsamente compungido, el jefe del Gobierno escondía alguna trampa para rentabilizar la desgracia ajena en su propio beneficio político y personal. Lluvia de 10.600 millones de euros que ya veremos cómo, cuánto y cuándo llega. Y si no que les pregunten a los afectados por el volcán de la isla de La Palma que, tres años después, todavía siguen esperando las casas prometidas.
Haciendo honor a su trayectoria y condición de tahúr de la póker room, Sánchez aprovechaba el anuncio del paquete de ayudas para chantajear a la oposición e intentar que le apoyen unos presupuestos del Estado que le permitan continuar en La Moncloa al menos un par de años más.
En un Estado de Derecho y con un gobierno democrático los presupuestos no se imponen con chantajes o extorsiones, se negocian y el gobierno del sanchismo no ha negociado ni ha consultado o con esa oposición mayoritaria que además ganó las elecciones, sino que sólo ha traficado con sus socios de la Frankestein, enemigos de España y del Estado, los golpistas de Puigdemont, los independentistas de ERC, los nacionalistas vascos y con ese Bildu heredero de los terroristas.