La sobreexcitación con los árbitros pasará una dura factura al Real Madrid

La sobreexcitada reacción de los futbolistas del Real Madrid al arbitraje de Ricardo de Burgos Bengoetxea en la final de la Copa del Rey disputada frente al Barça en Sevilla promete pasar una dura factura al conjunto de Chamartín. Pese a que Antonio Rüdiger pidió perdón este domingo por la lamentable imagen que ofreció al arrojarle hielo al colegiado bilbaíno después de que este señalase una falta de Mbappé sobre Eric García en la recta final de la prórroga, todo apunta a que el central alemán recibirá una sanción severa que puede dejarle sin jugar en lo que resta de temporada.

La conducta del germano, que tuvo que ser «sujetado por varios miembros del cuerpo técnico mostrando una actitud agresiva», según recogió De Burgos Bengoetxea en el acta del encuentro tras mostrarle la roja en el minuto 120, encaja como un guante dentro de los postulados del artículo 101 del Código Disciplinario de la Federación Española de Fútbol (FEF), que penaliza acciones de esta naturaleza con un castigo que oscila entre los cuatro y los doce partidos.

«No hay excusa para mi comportamiento de anoche. Lo siento mucho, y lo siento por el árbitro», escribió este domingo en sus redes sociales el zaguero alemán una vez rebajada la tensión de un choque cuyo clima se enrareció en la previa con el desplante institucional del Real Madrid a la FEF tras las declaraciones de De Burgos Bengoetxea y Pablo González Fuertes, encargado de auxiliar al árbitro vasco desde la sala VOR en la final de Copa, arremetiendo contra los vídeos de Real Madrid Televisión.