La fe de Simeone para comerse Europa

Cuando parecía que se le escapaba la temporada de la ilusión, el resurgir de las fortalezas del cholismo más clásico de Diego Pablo Simeone, quien el pasado fin de semana ante el Alavés cumplió 700 partidos como técnico del Atlético de Madrid, han llevado a los colchoneros a enderezar el rumbo y sentirse aún vivos en todas las competiciones. Así son las contradicciones del fútbol.

Un día estás arriba, caliente, y otra estás abajo, con mucho frío. De ahí que sea tan divertido e imprevisible. El equipo del Metropolitano, que visita a un Sparta Praga inmerso en un profundo bache en las últimas semanas, mantiene tras cinco triunfos consecutivos el reto de competir y perseguir la gloria hasta que le sea imposible.

Y lo hace con el molde más conservador, aquel que le llevó a jugar dos finales de Champions y a ganar dos Ligas. Con la defensa y Jan Oblak como grandes protagonistas para continuar partido a partido con su misma seña de identidad. El regreso de la mejor versión del guardameta esloveno ha sido oportunísimo para un equipo que ha caminó antes de lo pensado por el alambre.