
La audaz elegancia de Veronese deslumbra en el Prado
«Es uno de los artistas más grandes y completos de la historia de la pintura occidental. Elegante, osado e influyente, es superlativo en todo. De una elegancia audaz y majestuosa. Con un arsenal inmenso, es un todoterreno que factura pinturas de una singular belleza y que crea un mundo propio, como Rubens o el Bosco, en el que te invita a penetrar».
En estos elogiosos términos se refiere Miguel Falomir, director del Museo del Prado, a Paolo Veronese (1528-1588), Veronés en español, un gigante de la pintura «un pintor de pintores que marcó el camino a artistas tan dispares como el Greco, Velázquez, Tiépolo, Delacroix, Cézanne u Otto Dix» y a quien el museo dedica una exposición histórica. Comisariada por el propio Falomir junto a Enrico Maria dal Pozzolo, profesor de la Università degli Studi di Verona, reúne más de un centenar de obras y estará en cartel hasta el veinticinco de septiembre.
«Con esta muestra situamos a Veronese en el lugar que merece la historia del arte», se felicita Falomir, que ha logrado reunir piezas tan excepcionales como monumentales de unos de los pintores «más influyentes en la historia». Entre los impagables préstamos destaca 'La cena en la casa del Simón' o 'La casa del fariseo', una gigantesca tela llegada de Turín que es epítome de su genuino talento y «una de las obras más importantes que ha recibido el museo en toda su historia», según Falomir.