7Foto© elespanol.comEl Hércules enciende la Navidad
Sacó Rosalía nuevo disco hace unas semanas y algunos han querido ver en esos temas, ya saben, «Reliquia», «Divinize» y tal, como el regreso de Dios o de cierta espiritualidad. Igual que antes se vio como un sentimiento religioso en aquello de Karol G en El Vaticano, que es como leer una defensa del Concilio de Trento en las novelerías de Dan Brown.
Este «flash» que unos han padecido es un equívoco que lo único que revela es que por ahí hay peña funcionando que todavía no sabe de qué va ese negocio lucrativo que es la industria musical, uno de esos lugares que ha entrevisto con meridiana claridad que una separación conyugal es una oportunidad para sacar un hit que dé pasta o que un hábito de monja es más pop que David Bowie y además es capaz de traer más réditos que un talón en blanco.
Dicen, y este es el meollo, que Dios ha vuelto, que ha resucitado después de eso de Nietzsche, pero aquí no hay nada que lo indique, como acertaba a decir Javier Cercas en un artículo de los suyos. Lo único que por aquí asoma son los intentos de sacar tajada pecuniaria de la fe y de sus estéticas. Nada mejor que la Navidad para constatar esta ausencia y corroborar que la gente se desenvuelve mejor en los pisos de El Corte Inglés que en una planta basilical o comprobar que hoy en día mucha chavalería cree que Herodes es el nuevo reloj que lanza la famosa firma Omega.