© canarias7.esEl gran año de McLaren desnudó otra vez sus grandes pecados
El dominio de Oscar Piastri y Norris es evidente. De 24 grandes premios, han ganado catorce entre los dos, con siete victorias cada uno. Los ocho triunfos de Verstappen y las dos de George Russell han roto este dominio pleno, lo que indiscutiblemente pone a los coches papaya por delante. Sin embargo, la dificultad innata que han mostrado en el box de Woking de manera constante, y que es casi algo endémico en su carácter, casi les cuesta muy caro. Gracias a ello, hemos vivido una temporada memorable que se ha resuelto por solo dos puntos al final.
Y es que el gran dominio de McLaren ha sido, precisamente, su gran problema. Históricamente, la factoría de Woking no ha sabido gestionar de manera correcta la presencia de dos pilotos ganadores. Solo hay que tirar de hemeroteca para recordar infinidad de casos, desde las luchas entre Lauda y Prost o Senna y el propio Prost, pasando por Hamilton y Alonso o el propio Hamilton con Button.
Este año se han topado con dos jóvenes de temperamentos muy distintos, con un carisma discutible pero con las mismas ansias por ganar. Andrea Stella, el jefe de equipo menos inglés que ha tenido McLaren en su historia -por algo es italiano- se contagió de ese 'laissez faire, laissez passer' que le hizo decidir que lo mejor era no decidir.