
El furor por las letras se agota y el ahorro conservador busca opciones para batir a la inflación
Fin a la época dorada del ahorro conservador. Las familias españolas han disfrutado en los últimos años de una ecuación poco frecuente en los mercados financieros: la de una rentabilidad moderada –pero decente– sin apenas riesgo ofrecida por productos como los depósitos a plazo o las letras del Tesoro. Sin embargo, los bajos tipos de interés impuestos por el Banco Central Europeo (BCE) sitúan de nuevo a los particulares ante la disyuntiva de mantenerse en esos activos que garantizan cero sobresaltos, a costa de perder poder adquisitivo tras el reciente repunte de la inflación.
En el caso de las letras, los plazos a 3, 6, 9 y 12 meses han pasado de ofrecer una rentabilidad –medida por el tipo de interés marginal– del entorno del 2,5% a finales del pasado año a situarse por debajo del umbral del 2% en las últimas subastas, incluso en las de agosto, mes en el que el BCE decidió mantener invariable la tasa de referencia.
Esto quiere decir que, con una inflación al 2,7% en el octavo mes del año, la rentabilidad real que obtienen los inversores en letras ha sido negativa. Los particulares lo saben y, tras el boom de 2023 y del pasado ejercicio –con imágenes de largas colas en el Banco de España para cerrar las compras– la tenencia se ha ido reduciendo a medida que han ido venciendo estos títulos de deuda a corto plazo.