
El dilema trans entra en competición
El debate sobre si debería crearse una categoría exclusiva para que quienes se hayan sometido a un cambio de sexo puedan competir entre sí no constituye un debate nuevo. Por ahora, en algunas disciplinas se les permite participar con el género que los representa. Es decir, una persona que nació con genitales de hombre pero se siente mujer y está en proceso de variar su sexo biológico puede competir con otras féminas. Esto ocurre siempre que se cumplan unos requisitos mínimos hormonales.
Hasta ahora y, a pesar de la polémica suscitada, no se ha modificado la norma. El relevo al frente del Comité Olímpico Internacional (COI) ha incentivado ahora la controversia. Su nueva presidenta, la zimbauense Kirsty Coventry, avala expresamente la prohibición de que las mujeres transgénero puedan competir en las disciplinas femeninas en las Olimpíadas.
El veto ya estaba calando en el mandato del anterior máximo responsable del organismo, Thomas Bach, y en el discurso de otros candidatos como Sebastian Coe. Para ellos, regular esta cuestión es de vital importancia para el desarrollo limpio de los Juegos Olímpicos, a lo que se suman las restricciones de acceso que quiere imponer Donald Trump. El presidente estadounidense pretende denegar el visado a quienes no puedan demostrar que tienen los cromosomas característicos de las mujeres (XX).