
'El cuento del zar Saltán', la ópera que Putin ignoraría, llega al Real
«Dudo mucho que esta ópera sea del gusto de Putin. No creo que fuera a verla, pensando que es solo para niños. Es más, creo que debe ignorar su existencia». Lo dice con cierta sorna Dmitri Tcherniakov (Moscú, 1970), director de escena que regresa al Teatro Real con 'El cuento del zar Saltán', de Nikolái Rimski-Kórsakov (1844-1908). Basado en un relato de Pushkin, es un clásico del repertorio ruso, un cuento de hadas en el Tchreniakov busca «el lado oscuro» jugando con una partitura «expresiva y luminosa».
«Su título completo debe ser el más largo del mudo» bromea Tcherniakov enunciándolo: 'El cuento del zar Saltán, de su hijo, el célebre y valiente guerrero Guidón Saltánovich, y de la bella zarina Libeda, reina de los cisnes'. Un título que sigue «muy vivo en mi país» dice, que se representó en la Rusia zarista, en la bolchevique y en soviética y que se sigue representado en la autocrática Rusia de Vládimir Putin
«Quizá pueda ser una obra política, como muchas de las óperas clásicas rusas, por el contexto bélico actual. En este montaje se alude en varias ocasiones a la guerra e incluso oímos que 'la guerra está de camino'. La estrenamos hace seis años, en un momento histórico y político diferente; ahora la situación es otra y quizá se puede dar una lectura diferente en cada momento», plantea Tcherniakov.