
¿De dónde salieron los macarrones con chorizo?
Como yo soy de provincias y –por si eso fuera poco– también muy de andar por casa, hasta hace un par de meses vivía en la más absoluta inopia de lo que era el neocasticismo, el neochulapismo gastronómico o de que hoy en día te pueden cobrar 20 euros por un plato de macarrones con chorizo. Con los ojos como platos de pasta entomatada leí en un artículo de El País que la última moda/tendencia/tontada culinaria en Madrid es servir a precio de oro recetas nostálgicas con un giro modernillo.
Yo del cocido, de los callos y de las croquetas lo puedo entender, porque son preparaciones que entrañan cierta dificultad y que no todo el mundo sabe, puede o quiere hacer en su casa, pero lo de los macarrones con chorizo... Qué quieren que les diga, eso ya tiene delito.
Cuando por poco dinero (¡y en menos de media hora!) puedes hacer no unos macarrones de batalla o piso estudiantil, sino unos señores macarrones con su pasta buena, su tomate ídem, su chorizo ideal, su sofrito opcional, su gratinada camisita y su canesú, en cantidad como para un regimiento, no entiendo por qué razón vas a pagar un pastizal por comerlos en un restaurante.