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Cómo entrenar la creatividad, la mayor ventaja humana (de momento) frente a la IA
Siglo XXII. Los seres humanos hemos quedado reducidos a bolas de grasa inútiles e incapaces, enchufadas a grandes vasos de bebidas carbonatadas y a gigantescas pantallas que emiten a todas horas programas de entretenimiento rápido. Es el argumento de la película de animación de 2008 WALL-E... y cada vez nos parece más verosímil.
La increíble velocidad a la que se están desarrollando aplicaciones para la inteligencia artificial (IA), como ChatGPT o DeepSeek, hace pensar que los seres humanos vamos a terminar como reductos inservibles de nuestra propia evolución. ¿O es que hay algo que no pueda hacer la IA (de momento)?
Dice el filósofo y lingüista norteamericano Noam Chomsky, con cierto desprecio, que ChatGPT es «un pesado motor estadístico para la concordancia de patrones, que se atiborra de terabytes de datos y extrapola la respuesta más probable de una conversación». Puro y aburrido plagio. Para Chomsky, hay una característica resultante de la elegancia del funcionamiento de la mente humana que ChatGPT no logrará jamás: dar respuestas creativas.