Suzanne Valadon, la antimusa de Montmartre que superó a sus maestros
De buscarse la vida en la calle a ser reconocida por Degas como «uno de los nuestros». Es el insólito, milagroso y épico viaje, vital y artístico, de Suzanne Valadon (1865-1938), una mujer de vida difícil y disipada que pasó de ser modelo de los machirulos bohemios de Montmartre a convertirse en una pintora respetada y cotizada en efervescente París las vanguardias principios del siglo XX. Y a superar, en muchos casos, a sus maestros.
Su mal conocida obra se reúne por primera vez en España en 'Una epopeya moderna', la muestra que el MNAC (Museo Nacional de Arte de Cataluña) le dedica hasta el uno de septiembre, en colaboración con el Centre Pompidou. Ofrece más de un centenar de piezas, entre óleos, dibujos, grabados y esculturas. Hay además material documental que desvela el paradójico papel de Valadon en el París que cambió para siempre el rumbo del arte entre 1910 a 1930.
Incluye obras de coetáneos de Valadon franceses y catalanes -Casas, Rusiñol, Degas o Toulouse-Lautrec- que evidencian la riqueza artística de la época junto al insólito ascenso de una creadora de excepcional talento y sensibilidad que desde el lumpen se ganó el estatus de artista para brillar en todos los géneros, del retrato al desnudo, pasando por la naturaleza muerta y el paisaje.