Fui a la piscina y estalló la Tercera Guerra Mundial© hoy.es

Fui a la piscina y estalló la Tercera Guerra Mundial

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La entrada más famosa de los diarios de Franz Kafka es seguramente la del 2 de agosto de 1914, cuando el escritor anotó dos frases: «Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde, escuela de natación».

Esa inesperada yuxtaposición de lo más terrible de la historia y lo más liviano de la vida cotidiana nos sigue sorprendiendo un siglo y pico después, por su colisión con un esquema de las cosas que se ha hecho fuerte en nuestra cabeza: a menudo creemos que la paz y la guerra están separadas por una frontera nítida, tajante, y más aún en un acontecimiento tan tremendo y devastador como una guerra mundial, pero en realidad existen zonas de indefinición y tiempos de duda.

Ocurre en un plano histórico: más allá de las fechas consagradas por los manuales, los historiadores siguen debatiendo sobre otros momentos en los que se podrían ubicar los arranques de los dos conflictos mundiales. Y ocurre también, como en el caso de Kafka, en el plano biográfico.