Sin perdón, sin vergüenza, sin memoria4Foto© elpais.com

Sin perdón, sin vergüenza, sin memoria

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Una de las mejores películas de los últimos 50 años es de Clint Eastwood. Tiene un guion perfecto, un reparto inmejorable y una capacidad para la emoción que solo son capaces de conseguir algunas obras de arte, algunas películas. Entre esas, varias del actor y director Clint Eastwood y un genio cercano a políticas, y políticos, de su país que despreciamos. Sin embargo, somos de Eastwood.

De este creador y actor libre que persigue la verdad con su cine. Ha sabido conmovernos, divertirnos y hacernos pensar. Tantas veces ha logrado que con él cabalguemos, coincidamos y nos sintamos cerca de su verdad poética, que no importa lo lejos que nos podamos encontrar de su visión política. Ojalá lo pueda seguir haciendo ahora que está cerca de ser centenario.

Se cuenta desde las cercanías cómplices de los tiempos de la «foto de la tortilla», de aquel grupo del renovado socialismo sevillano, de aquellos jóvenes que en compañía de otros consiguieron cambiar este país, que Felipe González prefería ver las películas de Eastwood, mientras que Alfonso Guerra era partidario de las de la nouvelle vague francesa. Muchos de nosotros hemos tenido esa doble militancia. Aunque empezamos siendo más amantes de Godard o Truffaut terminamos rindiéndonos al cine de Clint Eastwood. Se pueden tener varios amores a la vez y no estar locos.

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