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Paso a paso, como las fechas que se nos avecinan, Andújar va caminando. No podemos pretender, como otras ciudades cercanas de nuestra provincia, la industria que nunca tuvimos. Si bien es cierto que, a principios del pasado siglo, la ciudad contaba con variadas pequeñas industrias, donde curiosamente ola mano de obra era femenina, al día de hoy y por razones de todos conocidas, aquellas se fueron, lo que vulgarmente se dice, al garete.
Hoy Andújar es la ciudad que siempre, mayoritariamente fue, de servicios. Unos servicios, especialmente comerciales, que eso si que nada tiene que envidiarle a ninguna otra ciudad de la provincia. Ahora bien, el impulso que lo hace posible, no sólo debemos mimarlo, si no potenciarlo. Así, nos damos cuenta, sin que sirva de molestia a los capillitas, que los escaparates del comercio local dejan a un la mantilla y teja, para dar predominio al mantoncillos, que por cierto este año está de moda, peinetas y sobre todo trajes de flamenca.
El comercio especializado, no sólo prolifera, de forma eventual, en estos meses, sino que ya es habitual, como atrayente para vecinos de la comarca, de la provincia y la región, incluso para otras incluso distantes de Andalucía. Es por ello que al evento que es germen de esta riqueza comercial debe mimársele.