3Foto© sport.esSeis jugadores del Valencia CF trabajan en el día de descanso
A pesar de que a uno le gusta tirar de nuestro rico refranero para explicar el sinsentido del Valencia CF, esta vez, he de confesar que me he rendido sin encontrar la precisión deseada. Me vino de golpe aquello de "ir como pollo sin cabeza". Sí, pero no. Aunque el club se ha convertido a lo largo de seis años en un engendro sin ideas ni liderazgo, aquí no hay frenesí ni movimiento.
Nadie corre sin el 'okey' de Singapur. Todos se quedan quietos, en silencio, esperando que las tormentas aflojen sin mojarse demasiado. Un comportamiento pensado en el interés -bolsillo- personal por encima de la entidad para el que, quizá, encajarían más otros dichos como los de "virgencita, virgencita, que me quede como estoy" o "quien se fue a Sevilla perdió su silla".
En las últimas fechas, el mensaje -siempre off the record, por supuesto- que emana del club es que Ron Gourlay, CEO de Fútbol, va a ejercer de verdad. Ahora sí. Prepárense. ¡Átense los machos! Una revolución se avecina en la secretaría técnica para captar jugadores jóvenes allá en los confines del universo.