Rueda de prensa tras el Consejo de Ministros
La rueda de prensa tras el pasado Consejo de Ministros consolidó la idea de que para el Gobierno no hay límites para atacar a la Justicia. Reparen que no hablo de un partido o de un líder, sino del Gobierno que mediante su portavoz ataca a la Justicia. Sobre esto ya poco podemos decir, pero la intervención en esa rueda de prensa del ministro del Interior sí permite añadir algo más. El ministro justificó hacer esas críticas porque cualquier poder del Estado puede criticar a otro, con respeto, eso sí, y lo preocupante sería no poder hacerlo.
Claro que se puede criticar a un juez. Ciertamente en los primeros años de la Transición aún se perseguía por desacato al periodista que osaba criticar a un tribunal. Tanto imponía la amenaza penal que aquel presidente del Atlético de Madrid –el doctor Cabeza– para evitarse problemas tuvo que pretextar que sí, atacó a los jueces en unas declaraciones, pero a los de línea. Levantada esa censura la crítica ha sido asumible siempre dentro de lo aceptable.
Pero esto es distinto. Lo es porque un poder critica a otro poder, a lo que se añade que los ataques vienen de un Gobierno aliado con unos partidos que no esconden su odio a la Justicia. Y lo de ahora es distinto también porque los roces no vienen por asuntos de gobierno, sino por razones personales, lo que no impide al gobernante emplear todos los medios del Estado para asuntos personales: ahí está el papelón del Ministerio Fiscal o de la Abogacía del Estado, mucho prestigio pero quedan como meros servidores de los intereses domésticos del príncipe absoluto.