Portugal cierra filas en torno a Cristiano
Portugal es el país del fado, canción popular, de carácter triste y fatalista. En el caso del dramático cruce de octavos de final ante Eslovenia, disputado este lunes en Fráncfort, la melodía adquirió al final un carácter festivo. La actuación memorable de Diogo Costa, el único portero de la historia capaz de detener tres penaltis en una fase final, evitó que hoy se estuviera hablando del final más cruel posible para Cristiano Ronaldo y de la continuidad de Roberto Martínez.
Portugal salvó el primer 'match ball', pero los árboles no le pueden impedir ver el bosque. Competirá entre las ocho mejores, pero su transitar en el torneo es inesperado por el tedio que deja a su paso. Sorprende por la calidad de sus jugadores y porque venía de sellar una clasificación inmaculada para la Eurocopa con pleno de victorias.
En Alemania, sufrió para remontar sobre la bocina a Chequia gracias a un gol de Francisco Conçeiçao un actor secundario; pareció resurgir con un contendente triunfo ante Turquía y se dejó llevar haciendo el ridículo ante la novata Georgia. En el primer cruce, dominó a Eslovenia pero estuvo contra las cuerdas. El luso, fue un equipo lento, plano, previsible, completamente condicionado por Cristiano Ronaldo, ansioso por ser el primero en marcar seis goles en seis Eurocopas. Las pide todas y de momento las falla.