
«Por una bandera se muere y se mata»
- El de las identidades es el gran asunto español. Lo tenemos sobre las identidades personales y las propias del país. ¿Lo ve así?
- El español es un caso con peculiaridades propias, pero comparte rasgos que se repiten en muchos países. Yo diría que ese debate responde al clima de toda una época. Vivimos una política de las emociones, nos vinculamos con un movimiento u otro por razones sentimentales. Además, las identidades colectivas son muy diversas, se combinan de maneras múltiples y cambian con frecuencia.
Tendemos a centrarnos en las nacionales, asociadas a los estados, pero también están las familiares, las profesionales o de clase, las de género, etcétera. Esta es una de las grandes cuestiones de nuestra época. Pero rasgos como el auge del feminismo o de los nacionalismos son generales y, aunque aquí haya matices, creo que debemos situar lo que ocurre en España en ese contexto.