Mónaco, la imprescindible procesión que pone a prueba a esta Fórmula 1
Por mucho que la Fórmula 1 evolucione para atraer a fans más jóvenes y ansiosos de estímulos, volver a Mónaco es reencontrarse con las raíces de esta competición. El tópico glamour del Principado supone atarse de nuevo a leyendas pasadas como Graham Hill o Ayrton Senna, que será recordado (otra vez) con una decoración especial en McLaren, equipo donde se convirtió en el rey de las calles de Montecarlo. Pero las vueltas al circuito callejero más famoso del mundo también suponen mostrar las carencias y pecados de esta Fórmula 1.
Ya se vio en Imola: en los circuitos pensados para monoplazas más pequeños es una quimera intentar adelantar en condiciones. Ni el dopaje del DRS permitió en el trazado de Emilia Romaña que se vieran demasiados rebases, convirtiendo las más de 50 vueltas en una procesión. En Mónaco se multiplicará dicho problema, ya que nunca, ni siquiera antes, fue sencillo ver adelantamientos aquí. Lo sinuoso del legendario trazado deja imágenes icónicas cada año, pero también carreras cuyo espectáculo queda más en la expectativa que en la realidad.
Este año, sin embargo, hay un posible invitado que pueda hacer de esta una auténtica fiesta de la Fórmula 1, siempre que no se ponga pesado: la lluvia. Conforme pasan las horas, la probabilidad de precipitaciones a lo largo del fin de semana y en concreto hacia el domingo está aumentando, de apenas un 20% al principio de esta semana a más de un 40%.