© hoy.esLa lucha de Malula por recuperar la convivencia y el arameo
Desde la caída del antiguo régimen, cada día en esta localidad mixta es una prueba. Los cristianos no olvidan que el actual presidente Ahmed Al Sharaa era el líder máximo del grupo que hace 9 años les echó por la fuerza, destrozó sus casas, decapitó estatuas de vírgenes, secuestró a doce monjas del convento de Santa Tecla y llenó las paredes de eslóganes de venganza contra «los esclavos de la cruz».
El Ejército sirio, con la ayuda de Hizbolá, logró liberar Malula después de 7 meses de duros combates. Entonces empezaron a regresar las familias cristianas como la de Fadwa y comenzó una labor de reconstrucción de los hogares que no ha concluido. «En estos últimos doce meses se puede decir que la situación es de normalidad, pero no como antes del ataque de Al Nusra porque hay muchas familias que nunca van a regresar», lamenta Fadwa, quien interrumpe la entrevista por la llegada de un grupo de turistas extranjeros ante quienes interpreta el Padre Nuestro en arameo.
Malula recibe desde el verano una media de 200 turistas foráneos al mes, según el registro de un monasterio que también ha recuperado la bodega en honor a San Baco, lo primero que arrasaron los yihadistas. Según los datos del ministerio de Turismo, en 2010, un año antes del estallido de la revolución contra Bashar Al Assad, recibió 200.000 visitantes.