
La guerra no valió la pena
Fue una época en la que todo sucedió de manera muy rápida. Ingresó en el Frente 21, uno de los más antiguos y con mayor arraigo en las comunidades campesinas del Tolima, que combatieron al Ejército desde la república independiente de Marquetalia, cuna del surgimiento de las FARC.
Del Frente 21 'Jacobo Prías Alape', alias Charro Negro, considerado un mártir en el movimiento campesino anterior de 1948, la trasladaron al Frente 50 'Adán Izquierdo', al centro de Tolima, con las funciones de radista.
Manejar la radio era todo su mundo; el arma quedó aparcada. Solo una vez la enviaron con un escuadrón de una docena de guerrilleros a un pueblo. Era la única mujer. «Cuando me di cuenta de que iban a hacer 'limpieza', me dio un dolor de muelas», recuerda. Tenían una lista con nombres de paramilitares, civiles y gente sospechosa, pero su comandante la envió de regreso a la base. Y eso «me libró». Defendían unos ideales, pero la realidad era otra, pasaban otras cosas. «Hubo injusticias por nuestra parte y también del Ejército, y eso me daba mucho pesar», confiesa.