
Júbilo y dudas en Gaza y Tel Aviv: «No puedo parar de reír y de llorar»
En Gaza, el súbito alborozo contrasta con un entorno devastado por dos años de bombardeos: a las decenas de miles de muertos se suman dos millones de desplazados y la destrucción de alrededor del 90% de los hogares. El corresponsal de Al Jazeera, Hani Mahmoud, ha descrito certeramente el efecto del acuerdo en la población como «un suspiro colectivo de alivio».
Hay jóvenes cantando alabanzas a Dios por las calles, aupados unos sobre los hombros de otros, y no han faltado modestos fuegos artificiales y los tradicionales disparos celebratorios al aire. «Gracias a Dios por el alto el fuego, por el final del derramamiento de sangre y de la matanza.
Yo no soy el único feliz: lo está toda la franja de Gaza, todo el pueblo árabe, todo el mundo», ha comentado a la agencia Reuters un emocionado Abdul Majeed Abd Rabbo. «No puedo parar de reír y de llorar, no me puedo creer que hayamos sobrevivido.