
Indemnizan con 190.000 euros la muerte de un paciente con ictus
En el Hospital Ernest Lluch de Calatayud, el paciente J. C. V., residente en Zaragoza, se sometió a una tomografía. Tenía un aneurisma cerebral y un trombo. El centro sanitario contactó con otro hospital, el Miguel Servet, para pedir consejo y le dejaron en observación. Era 10 de diciembre de 2023 y esa madrugada empeoró su estado. Era grave, dice la denuncia de Ricardo Agoiz, abogado de la familia y adscrito al Defensor del Paciente. No podía expresarse ni comunicarse. Le acompañaba su esposa, que llamó a la enfermera.
Luego llegó el médico responsable que dictaminó que la situación no requería ninguna intervención inmediata. «No urgente» y «falto de sintomatología», escribió y recomendó repetir la tomografía (TAC) para la mañana siguiente, y así esperar que se incorporara la neuróloga en su horario habitual.
Llevaron a J. C. V. a una nueva prueba, «viendo la esposa del paciente cómo llegó la neuróloga al Servicio de Urgencias de forma apresurada» y solicitó su traslado al otro hospital de la ciudad. A las 11 horas le ingresaron en la Unidad de Ictus. A la familia le notificaron que el ictus lo había sufrido esa madrugada. El paciente empeoró y le llevaron a la UCI. El 3 de febrero falleció en el segundo hospital.