España consuma su hundimiento y se queda sin medalla
La justicia en el fútbol no existe. El deporte poco entiende de méritos. España se reencontró consigo misma. Pese a no tener su mejor versión, volvieron a sentirse ellas mismas. A practicar su fútbol. Pero no se les dio. Alemania se impuso desde los once metros con una diana que les colgó el bronce. España se quedó sin medalla en un final demasiado cruel en sus primeros Juegos Olímpicos.
España volvió. Se recompuso. Llevó el tempo, el ritmo y el balón. Se trajo consigo esa aura de campeona. Les faltó contra Brasil, pero un mal día lo tiene cualquiera. Volvieron a jugar, nunca dejaron de creer. Más allá de colgarse la medalla, el gran triunfo de España era reconocerse sobre el verde. Ser capaces de volver a ser ellas mismas, de superar la frustración que ha hecho poso desde el partido contra Brasil que las privó de luchar por el oro. Y para ello solo había un medio: el balón. Así quieren jugar estas futbolistas y es totalmente innegociable.
Alemania no presento mucho interés en controlar al balón. Ya le venía bien cedérselo a España, que disfruta controlando los duelos con el balón pegado a los pies. A las futbolistas dirigidas por Montse Tomé se las vio cómodas. Con esa calma tensa, a la vez necesaria, pero no incómoda.